martes, 29 de enero de 2008

Habitación con vistas




El paisaje siempre es distinto según la ventana desde la que se observe; tal vez sólo por eso hoy olvidé la nueva, la que da a una calle bulliciosa, y me acordé de la mía

…del castaño que sembró mi padre y de sus sombras, siempre agradecidas en las siestas de verano; del olor a tierra mojada que me regala el viento cuando agosto empieza a llorar la despedida del estío, acariciando los pinares cercanos. De aquel paseo junto al río, el que albergaba confidencias, sonrisas y abrazos junto a un grupo de sauces en nocturnidades compartidas; del columpio que fabricaste en una rama del mayor. Sabes, siempre temía caer, pero nunca te lo dije o no me hubieras dejado volver a volar sobre el canto del agua.

No sé por qué extraño tanto ver la luna aparecer tras de aquella montaña, mi montaña mágica, la que terminaron tapando las construcciones cercanas; ni por qué se me cristaliza la mirada cuando recuerdo huidas en bici a fuentes y bosquecillos de chopos. Allí siempre acudían las hadas que jugaban conmigo, las que me regalaban la magia a puñaditos.

¿Te acuerdas de los árboles del merendero? Me pregunto cuántas veces jugamos allí al escondite, cuántas me refugié dentro del tronco hueco del gigante que se inclinaba sobre el río, donde siempre me encontrabas, delatada por mi risa. Aún me parece sentir la tibieza del sol en mi rostro, como cuando nos tumbábamos en la hierba para mirarnos despacio, en silencio. Era tan feliz cuando posabas tu mano distraída sobre la mía…


He abierto la nueva ventana para que me entre algo de la pureza del amanecer, pero creo que la volveré a cerrar. Aquí la mañana no trae olor a nuevo día, a la resurrección optimista de tiempos mejores. Aquí sólo aspiro aire contaminado por rutina, por la prisa del que llega tarde; hasta se observa su color grisáceo.

En mañanas oscuras que me agobian el alma, como la de hoy, echo de menos el azul del pueblo, nuestro pequeño paraíso..
y las risas de tu niñez.

6 comentarios:

CARMEN dijo...

Tiernos y dulces recuerdos.
Muy bonito.
Un besito Palmira.

Anónimo dijo...

Mi infancia son semáforos en ámbar, parques oscuros camino del colegio, ascensores estropeados y ocho pisos a pie, balonazos en la boca del estómago a la hora del recreo, bollicao con demasiado pan y demasiado poco chocolate, agua del grifo en el lavabo, rodillas peladas, verdura y sopa amarga, mochilas cargadas de lápices crueles, libros de sociales, señales de tráfico dobladas, bujías contra los cristales de los coches, Ramón... a la pizarra, tardes de dibujos animados, Zipi y Zape y telecupones, bocata y fanta de naranja sin gas, dulces sueños y el sonido de la Gran Vía velando las esquinas de mi cama. Mi infancia fue la patria de los que nunca vivieron en ella, yo preferí exiliarme en cuánto pude.

el Mèlich dijo...

Después de leer este soneto tal vez tendrás que donsultar a tus padres. Eran tiempos "heroicos" en los que se nos negaba hasta el habla.


Cuando...

"Temps d’Una, Grande i libre…".( J.M. Serrat)

Cuando leer era cantar las tablas
Cuando a pajas te ponías ciego,
Cuando me digas “¿de que tiempos hablas?”
Cuando mataba moscas Samaniego.

Cuando sólo se besaba al cura
Cuando escribir era “diez mil veces…”
Cuando Sarita era mi mano impura.
Cuando soñábamos los panes y los peces.

Cuando contábamos “caídos” por “presentes”!!
Cuando ejecutar era un acto de justicia.
Cuando matábamos judíos a millares

Cuando hablábamos vernáculo entre dientes
Cuando el mundo era toda una delicia
Cuando la Carmen estrenaba unos collares.


J. Mèlich

Pilu...Pilar dijo...

Que lindo es recordar esos momentos de la infancia... esos juegos... aquellos días... como cambian las cosas... como cambiamos todos... aunque añorar esos momentos hace pensar que quizás no tengamos tan perdida la niña que llevamos dentro... y que además no debemos dejar nunca que muera...

Un besazo nena... me ha gustado mucho... pero no dejes que el gris te gane nunca... piensa en esos momentos sí... pero no dejes que seran para crear tristeza, sino mas bien una sonrisas al pensarlos...

Anónimo dijo...

* Carmen, me alegro que te gustase :) Un abrazo grande, nena.

* Bandini, esa infancia como la tuya me la perdí por cosas de la vida, pero criarme en un pueblo pequeño me regaló cosas preciosas, momentos inolvidables. La infancia no es para exiliarse de ella, aunque tampoco tengamos que convertirla en patria. Recuerdo con igual cariño días -y noches, jaja- de mi adolescencia por el Gótico, en aquel antro que conoces y que pasó a mejor vida, servido en plato de menú. Recuerdo los veranos en la torre de mi tía, las peleas con mis primos, las risas también. Recuerdo que lloraba a escondidas cuando tenía que regresar al pueblo y dejarme el corazón partido porque toda mi familia volvería a estar en la otra punta del mapa. Recuerdo el olor a salitre, los atascos y las carreras por las escaleras del metro, con ese olor tan característico. Y todo eso lo recuerdo con el mismo cariño que los veranos y el cole en el pueblo.
Quién dijo patria..

Un abrazo, pequeño :)

Anónimo dijo...

* Mèlich.. tiempos duros aquellos, eres de la quinta de mi madre. No hace falta preguntarles, si yo te contara las historietas que me cuenta mi padre de aquellos tiempos, jajaja!

Es un soneto precioso :) A pesar de la represión, a todos os pasa lo mismo: lo recordáis con ese cariño inmenso que tanto me emociona. Sois de lo más valioso que tiene la sociedad actual :)

Un abrazo cariñoso, cielo.

* Pilu, nena, el gris ya sabes que es raro que me gane la batalla. Por algún lado siempre resurge el azul. Aquellos años, como la serie, fueron maravillosos, y siempre los guardaré con especial cariño en mi memoria. Eso sí, aún no dejé de ser la niña que soy, jejejej! Juraría incluso que ahora soy más niña que cuando lo era, jaja!

Un abrazo grandote, guapa :)